¿Qué sucede cuando nos adentramos en el terreno de los roles de género y su influencia en cómo nos comunicamos en el ámbito laboral?
Históricamente, hemos sido testigos de una narrativa arraigada que dicta cómo se espera que hombres y mujeres se comuniquen en sus puestos de trabajo. Los hombres han sido presionados para adoptar un estilo de comunicación directo y duro, mientras que a las mujeres se les ha inculcado la idea de que su comunicación debe ser más suave, más amable, y en ocasiones, más discreta.
Por ejemplo, tradicionalmente se esperaba que un hombre en una reunión de negocios destacara sus logros y asumiera un rol dominante en la conversación, mientras que a las mujeres se les animaba a ser más discretas, a hablar con humildad sobre sus logros y a evitar tomar demasiado protagonismo en el intercambio.
Hombres:
- Énfasis en los logros: En situaciones laborales, los hombres suelen resaltar sus logros y habilidades de manera más prominente, a menudo enfocándose en los resultados y la eficacia en su comunicación.
- Mayor propensión a la competencia: La comunicación masculina puede estar marcada por una mayor propensión a la competencia y al establecimiento de jerarquías en la interacción profesional.
- Menos explícito en la expresión emocional: Tradicionalmente, los hombres tienden a ser menos explícitos en la expresión de emociones en el ámbito laboral, centrándose más en la objetividad y la lógica en sus comunicaciones.
Mujeres:
- Empática y colaborativa: Las mujeres tienden a utilizar una comunicación más empática y colaborativa, mostrando interés en las preocupaciones y emociones de los demás y buscando soluciones que beneficien a todos los involucrados.
- Enfoque en las relaciones interpersonales: La comunicación femenina a menudo se centra en el desarrollo de relaciones interpersonales sólidas, promoviendo un ambiente de trabajo basado en la confianza y la cooperación.
- Estilo de comunicación más inclusivo: Las mujeres suelen adoptar un estilo de comunicación más inclusivo, fomentando la participación de todos los miembros del equipo y asegurándose de que todas las voces sean escuchadas.
- Mayor apertura a la expresión emocional: Las mujeres tienden a ser más abiertas en la expresión de emociones en el entorno laboral, lo que puede contribuir a un ambiente de trabajo más emocionalmente inteligente y comprensivo.
Esta narrativa de género ha sido una barrera para la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo. Las mujeres que adoptan un estilo de comunicación más directo y similar al de los hombres a menudo son etiquetadas como «histéricas». Por otro lado, los hombres que muestran empatía o adoptan un enfoque más suave son a veces vistos como débiles o poco masculinos.
Sin embargo, estamos siendo testigos de un cambio gradual en esta narrativa de género en el ámbito empresarial. Cada vez más, vemos a hombres que adoptan una comunicación más empática, suave y disponible y mujeres que no tienen miedo de defender su terreno.
Esta evolución no solo beneficia a la cultura empresarial en general, sino que también contribuye a un ambiente más inclusivo y diverso donde todos los empleados pueden sentirse valorados y escuchados.
Es fundamental que reconozcamos y desafiemos estas normas de género obsoletas para crear un entorno laboral verdaderamente equitativo y eficiente.
Afortunadamente, estos cambios están siendo impulsados por una mayor conciencia sobre la importancia de la diversidad de género y la inclusión en el lugar de trabajo. Las empresas están reconociendo cada vez más que fomentar una cultura que valora y celebra la diversidad de estilos de comunicación conduce a un mejor rendimiento, mayor innovación y una mayor retención de talento.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Las mujeres siguen enfrentando desafíos al tratar de destacarse en un entorno donde la discreción a menudo se valora más que la promoción personal.